La Radioterapia es el uso de radiación con fines terapéuticos para el manejo de diferentes patologías y su objetivo es destruir las células afectadas, evitar que se reproduzcan y controlar o reducir síntomas como el dolor o el sangrado, entre otras.

A continuación nos detendremos en la forma de administrar la Radioterapia Externa y Braquiterapia:

Radioterapia Externa

Se administra a través de un equipo que envía altas dosis de radiación a las células tumorales del paciente. Antes de comenzar con el tratamiento, el médico realiza una valoración integral (historia clínica completa, revisión de estudios previos, examen físico) con el objetivo de definir el mejor tratamiento a seguir.

En base a los datos que el médico vaya relevando, tomará la decisión de cuánta radiación es necesario aplicar, la forma de administrarla y la cantidad de sesiones para lograr un tratamiento efectivo.

La determinación del área a irradiar es fundamental. Los equipos enviaran la radiación con la mayor de las precisiones, buscando así tratar directamente la zona definida o afectada y cuidando al máximo, los tejidos sanos circundantes.

Una vez que el paciente se encuentra en el lugar del tratamiento, será ubicado en la camilla del equipo, en una posición previamente definida y el tiempo de la aplicación será breve. Este procedimiento se repetirá cada día mientras se lleve a cabo el tratamiento.

Braquiterapia

En esta modalidad de tratamiento, la fuente de radiación se ubica en el cuerpo del paciente (en la zona comprometida) a través de un catéter o aplicador, el cual es colocado por el médico. La duración del tratamiento dependerá de diferentes factores, como la patología, la ubicación de la misma y el estado general del paciente.

Fuentes

  • https://www.cancer.org/es/
  • https://www.idclasamericas