¿Cuántas veces nos ha tocado ser asistencia para otros? Seguramente varias. Las personas cumplimos roles de cuidado, en distintas etapas de la vida y en diferentes situaciones. Cuidando de nuestros hijos, de nuestros padres, de amigos o familiares. Todas estas situaciones conllevan sus propios desafíos, de acuerdo a las circunstancias. Pero dentro de todos los roles de cuidado, acompañar y asistir a quienes transitan situaciones de salud, es de los más complejos. Ya que requieren de poner a disposición del otro nuestro sostén en forma integral: cuerpo, emoción y lenguaje. Asistir muchas veces requiere de esfuerzos físicos. A menudo nos impacta emocionalmente, y no sabemos qué hacer con todo eso que nos pasa. Nuestra prioridad es el otro.

Estas situaciones implican un enorme esfuerzo y desafío. Hoy los invitamos a reflexionar acerca de la importancia de cuidar la salud de quienes cumplen el rol de cuidar y asistir a personas que atraviesan enfermedades oncológicas.

Cuidarnos es también parte de cuidar.

¿Quiénes cumplen rol de cuidado?

Quien está ayudando a un familiar o amigo durante la atención y tratamiento del cáncer. Ya sea para ayudar con las actividades cotidianas, como puede ser acompañar al médico, preparar las comidas diarias, o colaborar para que se alimente o se vista. También cumple rol de cuidado quien tiene a su cargo la coordinación de los servicios y cuidados que requiere la persona a su cuidado. Esto implica, muchas veces, brindar también apoyo emocional.

Los desafíos de cuidar

Muchas veces las personas que cumplen roles de cuidado, dejan a un lado sus propias necesidades y sentimientos para enfocarse en la persona que está padeciendo la enfermedad. Si esto se sostiene en el tiempo, puede llegar a impactar tanto en su salud física como emocional. Registrar las propias necesidades, el cansancio, la tensión, la angustia, y pedir ayuda o asistencia, es tan importante como brindar ayuda a otros. Para poder cuidar, debemos primero cuidarnos. Como primer paso, encontrar alguien con quien compartir eso que sentimos, es importante.

Cambio de roles

Cuando en un grupo familiar, alguno de los integrantes requiere del cuidado de su salud, muchas veces se da un cambio de roles que implica mezcla de sentimientos. Padres, madres, hijos, sea cual sea el rol que venían cumpliendo dentro del grupo familiar, cambia para pasar a requerir de una nueva configuración, donde quizás quien antes cuidaba, ahora requiere ser cuidado. O quien antes era independiente, ahora se vuelve dependiente.

Sea como sea, la experiencia de esta nueva etapa será de aprendizaje conjunto. Y debe darse paso a paso, fortaleciéndose en la confianza y el apoyo mutuo. Para que esto pueda ocurrir, es importante dar lugar a los sentimientos que surjan. Muchas veces podrán ser ambivalentes, mezcla de sentimientos. Darles lugar aceptándolos comprensivamente, no juzgando ni juzgándonos. Conversando con personas de nuestra confianza, o que hayan atravesado situaciones similares.

Será bueno recurrir a espacios, como pueden ser los grupos de familiares de pacientes, o lo que sea que nos sirva de sostén y fortalecimiento para brindar cuidado y ayuda, sin descuidar de nosotros mismos, y de nuestro bienestar emocional y físico.

Pedir ayuda

Querer “darlo todo” por la persona a nuestro cuidado, no quiere decir cargarse con todo. Es fundamental registrar el propio cansancio. Las emociones que surgen. La movilización que genera en nosotros esto que estamos vivenciando, al acompañar a un ser querido.

Es importante poder pedir ayuda. Ya sea conversando con alguien de nuestra confianza, o pidiendo ayuda profesional. No asumir todas las tareas. Hacer equipo con otros. Prestar atención con quién o quiénes podemos contar y para qué. Siempre hay alguna tarea que podamos delegar en otra persona, para focalizar nuestra energía en lo que sólo nosotros podemos brindar. Por ejemplo: si es importante que brindemos asistencia diaria en las comidas o acompañando al médico, quizás otra persona pueda encargarse de los trámites o de la compra de medicación, etc. O que alguien más se encargue de ser la persona de contacto con el resto de la familia o el entorno. Para poder ayudar, también puede ser que necesitemos ayuda.

Puede ocurrir que quien pensamos que nos ayudaría, no pueda o no quiera ayudar. Son múltiples las causas que pudiera ocasionar esta situación: que la persona no tenga tiempo para ayudar, que el pensar en la enfermedad, se angustie y no logre brindar ayuda, que esté atravesando otra situación que requiera de su tiempo y energía, etc. Lo importante es poder conversarlo. Expresar qué se siente ante esto, y encontrar en forma conjunta nuevos modos de resolverlo. No guardarse emociones negativas que puedan acumularse en el tiempo, impactando negativamente o dañando la relación.

Algunas personas creen que es mejor mantenerse a distancia cuando otros se enfrentan a problemas. O no se dan cuenta, o no entienden cómo pueden colaborar, a menos que se les pida directamente. También sucede que algunas personas no saben cómo mostrar interés o cómo acercarse. Es por esto que es muy importante poder pedir lo que se necesita. No guardarse todo. No autoexigirse. Y también, abordar conversaciones que no se den desde el enojo ni desde el reclamo, sino donde poder expresar la experiencia y lo que esto conlleva. Ir generando vínculos fortalecidos en la confianza mutua, que abran posibilidades de apoyo y contención.

Generar una red colaborativa, es uno de los modos de cuidarnos entre todos.

El autocuidado

Todas las personas de la familia que cuidan al paciente necesitan también apoyo.

Quien cumple el rol de cuidador puede sentir que sus necesidades personales no son importantes en ese momento, ya que no es quien padece la enfermedad. Que la parte más difícil la lleva quien está atravesando la enfermedad y que entonces no tiene derecho a sentir cansancio ni pensar en sí mismo. Sin embargo, por el contrario, cuidar de sus propias necesidades, esperanzas y deseos puede darle la fuerza que necesita para seguir adelante. Esa energía vital, que es tan importante en nuestra propia vida, es la misma que nos brindará la fortaleza y el equilibrio para poder ser asistencia para otros.

Formas de cuidarse

  • Descansar adecuadamente. Darse tiempo para recargar energías, puede ayudarle a cuidar mejor de su ser querido.
  • Dedique tiempo para usted. Brindarse tiempo para relajarse. Tomarse un tiempo cada día para hacer algo para sí mismo. Lo que sea que le haga bien o que sienta que necesite: tomar una siesta, hacer ejercicio, trabajar en el jardín, realizar un pasatiempo, ver una película o leer un libro, o hacer lo que le ayude a relajarse. Es recomendable hacer ejercicios moderados, como estiramiento o yoga. Así como también, brindarse un momento para respirar en forma consciente. Sentarse cómodo, respirar profundo y lento, exhalar luego lentamente.
  • Cuidar su vida personal. Buscar el modo de mantener la rutina de comunicación habitual con sus amigos o vínculos cercanos. Comunicarse por la vía que pueda, permitiendo sostener una cotidianeidad que le brinde acompañamiento.
  • Cuidar su cuerpo. Descansar bien, tomar suficiente líquido y realizar un tiempo de actividad física diaria (lo que pueda: salir a caminar, andar en bicicleta, bailar, hacer algo de gimnasia), son fundamentales para el cuidado de la salud física de quien cuida a otros. Esto impacta también positivamente en la salud emocional.
  • Cuidar su propia salud. Si tiene una dolencia previa, cuidar la toma de medicación indicada por su médico. No dejar para después los exámenes médicos de rutina o indicados por su médico tratante. Realizar los chequeos y seguimientos que correspondan. Para poder cuidar a otros, es fundamental primero cuidarse uno mismo. Sin salud, no podremos ayudar.
  • Alimentarse adecuadamente. No saltearse comidas. No comer de prisa. Priorizar una alimentación sana y variada. Cuidar las indicaciones que le haya realizado su médico para sus condiciones particulares de salud y etapa de la vida. La alimentación es un factor muy importante en nuestro bienestar general.
  • Mantenga su rutina. Dentro de lo posible, trate de seguir haciendo algunas de las actividades que realizaba, manteniendo una cierta continuidad de su vida habitual.
  • Pida ayuda. Busque lo que otros pueden hacer o arreglar por usted, como citas médicas o mandados. Reserve tiempo para dedicarse a sus propias necesidades.
  • Brinde lugar a sus sentimientos. No negarlos ni resistirlos es un paso importante. Los sentimientos nos dan una señal de cómo nos impacta la experiencia vivida. Aceptarlos, prestarles atención para detectar la necesidad, es una oportunidad de cuidarnos mejor. Nuestros sentimientos nos pueden brindar la pista de que estamos necesitando descansar, conversar con alguien, o quizás un momento a solas. No resistir lo que sentimos sino aceptarlo como una señal de lo que nos está pasando, será un gran paso.
  • Unirse a un grupo de apoyo. Los grupos de apoyo son espacios de encuentro donde se reúnen personas que transitan por situaciones similares, para compartir experiencias y brindarse apoyo mutuo. Para quien no transita la misma situación, suele ser difícil lograr “ponerse en sus zapatos”. Es por esto la importancia de estos espacios, donde otras personas que transitan situaciones similares, se brindan contención mutua, desde una comprensión más cabal de la experiencia. Estos grupos pueden reunirse en persona o en forma virtual. Pueden ayudar a tener nuevas perspectivas de lo que está sucediendo, a obtener ideas sobre cómo salir adelante. No todo el mundo se siente cómodo en este tipo de espacios, por lo que es una decisión personal de acuerdo a las preferencias de cada uno, en relación a lo que considere que le ayudará a transitar mejor estas vivencias.
  • Consultar al equipo médico tratante, las dudas o inquietudes. No guardarse preocupaciones por dudas sin resolver. Ni quedarse sin saber qué hacer ante alguna situación. Contar con la información que necesite, le brindará seguridad al llevar adelante su rol de cuidado.
  • Hablar de lo que siente. Poner en palabras los sentimientos, compartirlos con alguien de confianza, es un paso importante para el cuidado de la salud emocional. Si no cuenta con quien hablar, o si considera que con hablar con alguien no basta, puede también pedir asistencia profesional. Es normal sentir temores y emociones encontradas como pena, enojo, frustración o sentirse abrumado. En otros momentos esperanzado, en otros, abatido. Toda la paleta de colores emocionales es parte de lo que se transita a lo largo de distintos momentos. Dese la oportunidad de no transitarlo solo. Hablar con otra persona acerca de todo esto puede ayudarle a encontrar formas de expresar sus sentimientos y a encontrar nuevas maneras de pensar las cosas, que no había pensado antes.
  • Conéctese con su ser querido con cáncer. El cáncer puede acercarlo a su ser querido más que nunca antes. A menudo las personas se acercan más cuando enfrentan juntas desafíos. En la medida de lo posible, tómense su tiempo para compartir momentos especiales. Registrando la fortaleza que construyen juntos al ir dando cada paso en todo lo que han enfrentado hasta ahora. Avanzando hacia el futuro con una visión positiva y sentimientos de esperanza. Sintiéndose conectados y fortalecidos desde el afecto mutuo.
  • Reírse, impulsar lo positivo. Conectarse con la gratitud. A veces puede resultar difícil encontrar momentos positivos cuando se cuida a una persona querida que atraviesa un cáncer. Pareciera que reír o disfrutar de algo, está fuera de lugar en un contexto así. Sin embargo, conectarse con las cosas buenas de la vida y sentir gratitud, ayuda a sentirse mejor. Tanto a quien cuida como a quien es cuidado. Conectarse con ese momento compartido con la persona que queremos: aquí y ahora. Está bien reírse, de hecho ¡es saludable! La risa libera la tensión y nos hace sentir mejor. Mantener el sentido del humor en tiempos difíciles es un buen mecanismo de fortaleza para enfrentar los problemas.
  • Practicar Mindfulness. Desde Mevaterapia, proponemos la participación en nuestros talleres de Mindfulness. Una práctica cada vez más recomendada por los equipos médicos, por sus bondades para el potenciamiento de los recursos internos con los que contamos. Esto puede fortalecernos en el tránsito por una situación de enfermedad o el acompañamiento a quien lo transita. Es por esto que ponemos a disposición de nuestros pacientes y sus familiares y entorno, estos talleres de cuatro encuentros que promueven el desarrollo de esta práctica para una mejor calidad de vida.

Esta nota no pretende cubrir todas las vicisitudes ni características que implica ejercer un rol de cuidado de una persona que atraviesa una situación de cáncer. Son infinitas las variables y características en cada persona y en cada grupo familiar y entorno afectivo. Pero sí intentamos brindar lineamientos generales sobre la temática, que nos permitan entre todos ir poniendo en palabras eso que nos ocurre como personas al cuidado de personas. Empezar a pensarlo, es fundamental para construir juntos nuevas experiencias de aprendizaje.

Invitamos a nuestra #ComunidadMeva a que nos compartan sus experiencias y aprendizajes, a nuestro mail: comunicacion@mevaterapia.com.ar, y así seguir creciendo juntos en red.

Fuente: https://www.cancer.gov/espanol/cancer/sobrellevar/apoyo-a-quien-cuida