En Mevaterapia, consideramos que “salud” es todo: cómo nos sentimos, cómo nos relacionamos, cómo vivimos, qué comemos, qué hacemos en nuestros momentos de esparcimiento. Con esa visión integral de la persona, ponemos nuestro foco de atención para reflexionar acerca de cómo promover nuestros recursos internos para el fortalecimiento de la salud, sobre todo en aquellos momentos en los que toca atravesar situaciones difíciles.

Desde esta perspectiva, a lo largo de nuestros newsletters, compartimos con ustedes información sobre alimentación, mindfulness y, como en este caso, el arte.

En este mes, en que se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, los invitamos a conocer un poco más sobre una disciplina que nos invita a abordar la subjetividad desde su faceta creativa y a través de un lenguaje no verbal. Una propuesta que nos acerca a conectarnos y transitar todo aquello para lo que no encontramos palabra.

Entrevistamos a la Lic. Paula Zettler, musicoterapeuta, quien nos cuenta acerca de este tipo de abordaje en salud mental y sus

Esperamos que esta nota abra en cada lector y lectora, la posibilidad de explorar de qué modo y forma la música puede aportar un nuevo lenguaje emocional.

Entrevista a la Lic. Paula Zettler:

¿Qué beneficios aporta la música a nuestra salud?
Son muy amplios los beneficios en general que aporta la música. Acotando desde mi campo de acción, a través de la música se trabaja la atención, la concentración, la memoria, la orientación, y podría seguir enumerando muchas más funciones cognitivas que el trabajo con la música permite abordar, y donde su utilización resulta muy beneficiosa. Pero es fundamentalmente en el campo de la expresión donde se encuentran grandes resultados.

¿De qué se trata la Musicoterapia?
La Musicoterapia liga arte y salud, vehiculizando experiencias de contenidos irreductibles al lenguaje.

Hay muchos conceptos de Musicoterapia como campos en los cuales se fue desarrollando, pero desde mi experiencia y formación, la musicoterapia es una disciplina que se ocupa de la percepción y la escucha de los fenómenos sonoros corporales que las personas despliegan en el espacio clínico musicoterapéutico. Distinguiendo su “hacer” como su MODO SINGULAR DE EXPRESIÓN.

Y a partir de las intervenciones del Musicoterapeuta y en el contexto de un proceso, poder así apropiarse o dejarse atravesar por la trama sonora para generar posibles corrimientos hacia un lugar más próximo al deseo, hacia una posición de intercambio, una dimensión de escucha y fundamentalmente hacia una instancia de sujeto productor, dando a lugar a lo potencial expresivo.

Los tratamientos musicoterapéuticos pueden realizarse en encuadres grupales e individuales de acuerdo a las necesidades del paciente.

Los encuadres grupales musicoterapéuticos resultan posibilitadores del encuentro con el otro desde el acontecer sonoro, generándose nuevas formas vinculares capaces de enriquecer los lazos sociales, re-significando su propia historia, pudiendo hallar diferentes connotaciones a vivencias traumáticas e identificándose con sus pares.

El musicoterapeuta interviene acotando el terreno por el cual transitar, propone consignas, sostiene, acompaña y es al mismo tiempo, espectador en el acontecer sonoro. En otras palabras, contiene la escena sonora grupal.

Cada sujeto se arma casi artesanalmente en el interjuego sonoro grupal, se construye en el encuadre, con las posibles intervenciones del Musicoterapeuta y fundamentalmente en el continuo ejercicio de hacer presente la experiencia de sonar junto a otros.

En el devenir sonoro grupal, al improvisar, se abre juego a lo inesperado, a aquello que no controlamos, se abre el abanico a las múltiples connotaciones y se reescribe la propia historia.

¿Qué tipo de actividades se realizan en el abordaje a través de la musicoterapia?
Las actividades que se realizan se desprenden de la particularidad de cada caso.

Se cuenta con herramientas como instrumentos musicales, música editada, la voz y el cuerpo, que aparecen como mediadoras en la comunicación para propiciar escenas sonoro expresivas y de intercambio.

Se utilizan técnicas como la improvisación musical, que apuntan a posibilitar que se genere una “ruptura” en las formas sonoras estereotipadas. Esto será posible a partir de un recorrido, de un proceso. Está en relación a lo que se viene construyendo.

El paciente improvisa según las reglas que él mismo ha ido percibiendo y formalizando, y logra crear cuando realiza un nuevo diseño de estas reglas.

¿Qué podemos aplicar día a día para incorporar la música como recurso para la gestión emocional en nuestras vidas?
La posibilidad de ser con la música. No sólo ser espectador, sino animarse a ser protagonista.

La propuesta es:

  • Si hoy escuchás música, que sea la que más te guste, la que sientas ganas, la que te traiga un recuerdo que sentís necesario llevarlo al presente. Te propongo que veas cómo podés acompañar esa escena. ¿Cómo te encuentra esa música y qué vas a dar de vos para sonar junto a ella?
  • La danza, el canto, percutir con o sobre tu cuerpo el ritmo, acompañar con algún instrumento musical, generar algún cambio en esa melodía, improvisar otras posibilidades con la misma.
  • Registrá cómo te sentís habiendo sido el protagonista. Qué pudiste distinguir como propio y particular es esa producción sonora.

Y desde Meva, te invitamos a que luego de hacer esta actividad, te regales unos minutos para reflexionar:¿Qué sentiste durante la realización de esta actividad?
¿Cómo te sentís ahora?
¿Qué aprendiste de vos durante este proceso?