Muchas cosas podemos decir en este mes acerca de las mujeres. Pero una y por sobre todas, es la que más admiramos: su fortaleza. Esa que conocemos en cada una de las mujeres que han sido parte de nuestra historia. Abuelas, madres, hermanas, maestras, docentes, compañeras de trabajo, médicas, enfermeras, referentes en nuestras vidas, en todos los ámbitos donde nos desenvolvemos. Siempre hay mujeres liderando: cambios, transformaciones, superando obstáculos.

Desde Meva queremos hacer un reconocimiento muy especial a todas aquellas mujeres que han transitado el cáncer. Un ejemplo de superación y aprendizajes que vemos en cada mujer que confía en nosotros su tratamiento. De las que aprendemos tanto y con quienes compartimos este camino.

Para esto, nos propusimos compartir una historia en primera persona. Conversamos con MACMA, Movimiento Ayuda Cáncer de MAMA, una institución conformada por mujeres que transitaron o transitan el diagnóstico y tratamiento de cáncer de mamas. Una de sus integrantes, Elizabeth Ochoa, nos compartió su historia y testimonio en pos de ser puente y ayuda para otras mujeres.

Esperamos que su testimonio sea inspirador para otras personas, transiten o no esta misma enfermedad. Ya que, como dijo Platón, todos de una manera u otra, estamos librando nuestras propias batallas.

Hola Elizabeth. Muchas gracias por compartirnos tu historia. Para empezar, ¿querés contarnos qué patología te diagnosticaron?

Si claro. Me diagnosticaron cáncer de mama triple negativo.

¿Cómo te detectaron la enfermedad? ¿Sentiste algo diferente en tu cuerpo?

Me lo diagnosticaron a partir de un control ginecológico y de salud, de rutina. No había notado nada en mi cuerpo. Jamás. Ni bulto, dolor. Nunca nada.

¿Cuáles son los pasos que seguiste como paciente, una vez recibido el diagnóstico?

Me mandaron a hacer estudios como la mamografía magnificada, una resonancia, y a partir de ahí me derivaron a mastología. Luego me prescribieron una punción y en base a eso, me indicaron que tenía que ver una oncóloga. Luego llegó el momento de saber cómo serían los pasos a seguir: primero quimioterapia, luego la cirugía y, por último, rayos. Terminé con quimioterapia oral. Me indicaron mastectomía y me explicaron que tendría que esperar un tiempo para poder colocarme prótesis. Al día de hoy, a casi dos años de la operación, no me hice la reconstrucción. Tomé la decisión de no hacerla y quedarme así.

¿Cuáles fueron tus temores más frecuentes?

En ese momento mi hija tenía 18 años. Mi mayor temor era no estar para ella, no estar para la gente que uno quiere.

A la hora de iniciar el tratamiento, ¿qué preguntas se te generaban? ¿Hay algo que puedas relatarnos que te ayudó durante el tratamiento?

Me surgieron muchísimas preguntas. Más que nada porque no conocía a nadie que haya tenido triple negativo como yo, y las pocas personas que yo conocía eran todas hormonales. Ninguna tenía el mismo tratamiento ni su tumor era tan grande y tan agresivo como el mío. Entonces surgieron en mí miles de preguntas. Desde cómo me iban a “pegar” las quimios, cómo iba a ser el proceso, etc. Pero mi oncóloga, como era un tratamiento muy largo, no me fue adelantando mucho. Me explicó lo global al principio, y después en el proceso me decía “vamos viendo, paso a paso”. Y así me fue llevando. Al principio tenía mucha ansiedad, quería saber todo, quería leer todo, hasta que entendí que eso no me ayudaba y me empecé a entregar al tratamiento. Empecé a dejarme fluir y hacer lo que tenía que hacer en el día a día. Centrarme en lo cotidiano y no pensar más allá porque me generaba mucha angustia.

¿Cómo llegaste a MACMA?

Llegué a MACMA después de la operación. Yo venía hablando con chicas que tenían cáncer de mama. Si bien fueron mi primer gran pilar, ninguna había sido diagnosticada con triple negativo. Sin embargo, fue una de esas chicas que me habló de MACMA y me acercó a la ONG.

después de la operación me sentía bien, y no quería volver a comenzar con las quimio, sentía una “rebeldía” que no había sentido durante todo el tratamiento anterior a la cirugía. Y estaba un poco mal. Así que ella me dijo que hablaría en MACMA para ver si yo podía incorporarme a alguno de los grupos. ¡Y así fue! Habló con una de las coordinadoras y enseguida me llamaron, hablaron conmigo. Les comenté lo que venía transitando. Me ofrecieron inmediatamente incorporarme a uno de los grupos.

Y a partir de ahí fue un antes y un después para mí. Empecé a conocer a las chicas, a encontrar similitudes entre lo que me pasaba a mí y lo que les pasaba a ellas. Hasta ese momento, si bien yo sabía que no era la única en el mundo, es normal sentir que todo le pasa a uno. Y empecé a darme cuenta que hay personas que viven lo mismo, que sienten. Las mismas dudas y los mismos miedos. Así que en ese espacio, uno empieza a hablar un mismo idioma.

Para mí fue liberador estar en los grupos. Además del amor y la contención, ahí encontré un montón de amigas que me llenaron el alma.

MACMA fue un pilar muy importante en mi tratamiento, en mi sanación, en cambiarme el ánimo. Fue un bastón muy importante en mi vida.

¿Cuál fue la principal motivación para seguir formando parte de la Asociación?

Una vez que terminé mi tratamiento y mi doctora me dijo que yo ya estaba libre de enfermedad, no quería irme de los grupos de apoyo y contención, con quienes a su vez había formado un vínculo de amistad. Pero entendía que ese espacio lo necesitaban otras.

A su vez, MACMA tiene también un grupo de alta, para quienes terminan el tratamiento, que dura seis meses. Para acompañarlas en la “reinserción” laboral y de la vida diaria. Porque uno ya no es más quien fue. Es otra versión. Es como darle el duelo a la persona que uno fue en su momento. Y recibir a la nueva que se formó durante el tratamiento, y acompañarla a que enfrente la vida.

En el grupo de alta me ayudaron muchísimo. Y me ayudó a darme que yo quería ayudar. Siempre había querido ayudar, durante toda mi vida, a otras personas. Siempre lo hacía, de la manera en que podía. Me di cuenta que dando mi testimonio y ayudando a otras mujeres, podía hacerlo.

Porque el conocer la experiencia en cada una de las chicas yo vuelvo vivir la mía pero también me vuelvo a fortalecer. Aprendo de ellas todos los días. Es un constante apoyarnos. Salir para adelante. Saber que se puede.

Hoy gracias a Dios con los avances que se van teniendo a nivel profesional, con los estudios, con un diagnóstico a tiempo, con la predisposición de uno y con los apoyos de los grupos, las contenciones y demás, te van fortaleciendo para poder sobrellevar esta enfermedad y poder salir adelante y tener una mejor calidad de vida. Y de a poco hacer que este tratamiento sea algo que se puede superar y que hoy no sea decir cáncer y que sea sinónimo de muerte, sino que sea un diagnóstico, como otros. Que hay vida después de esto.

¿Qué acciones llevan a cabo para ayudar a otras mujeres desde MACMA?

Antes que nada, la contención, el apoyo y el acompañamiento. Brindar herramientas para afrontar el tratamiento, por ejemplo: cómo podemos cuidarnos la piel en rayos, cómo pasar las quimios de la mejor manera posible, una vez que se te cae el pelo, cómo poder sobrellevarlo, etc. Todo. Desde lo psicológico, desde lo emocional, desde lo físico. Si a alguna le falta medicación, se colabora para que puedan conseguirla. Si a alguna le falta asesoría legal, también se brinda. Ofrece mamografías gratuitas.

Los grupos de contención son en todo el país, no sólo acá en CABA. También hay grupos para chicas metastásicas. Es una contención a todo nivel. Se dan conferencias, charlas en empresas que lo requieran. Están constantemente haciendo cursos. Ofrecen charlas médicas por zoom. Ayudan a despejar todas las dudas posibles para que podamos afrontar el tratamiento de la mejor manera posible.

¿Querés compartirnos algo más?

Por último, me gustaría reflexionar sobre algunas cuestiones que transité en esta experiencia.

En mi caso me enteré sola de que tenía cáncer. Retiré el estudio y abrí el sobre. Estaba en horario de trabajo. Fue un shock. Pienso que hubiera sido mejor que me fuera comunicado por mi médica. Para poder contenerme y resolver mis preguntas en ese momento.

Hoy soy una persona muy agradecida por tener una segunda oportunidad. Vivo el presente con intensidad.

Fue un año y medio durante el cual transité muchas cosas. Siempre tuve mentalidad positiva. Hice todo lo que los médicos me dijeron. Y también hice lo que me correspondía a mí: hice yoga, meditaba. Hice lo que me nutría y me hacía bien. Hice un camino hacia adentro para volver a encontrar mi equilibrio y poder fortalecerme. Y salir airosa de todo eso. ¡Y lo logré! Este es mi testimonio y espero de corazón, que sea de ayuda para otras mujeres.

¡¡Gracias Elizabeth por compartir tu experiencia con #ComunidadMeva!!

#MujeresMeva